Suena absurdo. Podríamos decir que es un interrogante sin sentido, sin fondo y sin criterio. Pero, ¿cuánto tiempo sacas para vivir? Desde que en la mañana abrimos los nuestros ojos, ya tenemos en frente una multitud de problemas, una multitud de actividades para el nuevo día en el que se nos recorta el tiempo porque ya estamos retardados y le sumamos a esto, nuestros problemas familiares, una enfermedad que nos debilita, el tenernos que encontrar con personas que hacen menos agradable nuestro diario vivir.
Ante esta situación, sólo queda una cosa por hacer:
Enfrentarnos al miedo, al miedo de asumir el día a día, de asumir el mundo que afuera nos espera, el miedo de asumir la vida misma.
En pleno siglo XXI nos sumergimos en una realidad donde la mayoría de los hombres durante su desarrollo cotidiano pierde el sentido a la vida, pierde el sentido a su propio ser y a la existencia terrena, donde se abandona en el temor, entrando en un estado de desesperación y necesidad, que lo hace sentir solo, abandonado, negado, maltratado, odiado, despreciado y humillado por sus familiares, amigos y por la misma sociedad.
Ahora, ¿qué voy a hacer de mi vida? lo único que tengo es miedo, miedo a lo que vendrá, miedo a lo que se va a apoderar de mí, miedo que no comprendo, miedo que me conduce a alejarme, a perderme en la oscuridad de la noche, a perderme en la vida misma.
Y luego de sentirnos así, ocupamos nuestro tiempo, ocupamos nuestra propia vida en buscar un ambiente en el cual tratamos de escondernos, ¿de quién? De nosotros mismos, de enfrentarnos a ese miedo que invade nuestra existencia.
Lo que en verdad necesitamos es un cambio radical en nuestra actitud frente a la vida, no podemos quedarnos esperándolo todo de la vida, sino que la vida espera algo de nosotros. Vida no es algo indeterminado, o imaginario, sino algo real y concreto, por estocada vida es singular y tiene una responsabilidad que cumplir.
Vivir no tiene palabras, vivir y permitirme la vida es sensacional, grandioso, vivir es permitir que Dios realice su proyecto en nosotros; no impidamos, no eliminemos nuestra vida, que no pase por nuestra mente el pensamiento pesimista ante la vida que se nos ha sido dada. Sabemos que durante el camino de la vida se presentan momentos difíciles que marcan la existencia, pero es aquí donde debemos demostrar que somos valientes, que no estamos solos; que Dios siempre está dentro de cada uno de nosotros, así lo ignoremos, Él siempre nos brinda su amor.
La vida tiene su sentido que depende de cada persona y se da en tres circunstancias:
ü En el sufrimiento.
ü En la realización de una acción.
ü Dando y recibiendo amor.
En verdad, ¿sacas tiempo para vivir? ¿Tienes un encuentro tú a tú? ¿Llevas un estilo de vida conforme a tus ideales, a tus principios o metas? Llegó la hora de sacar un poco de tiempo para revisar nuestros ideales, para redescubrir en nosotros el motivo que hace que valoremos nuestra propia existencia, el motivo que nos hace ser felices, pues: “Quien tiene un por qué para vivir, encontrará el cómo” Nietzsche.
JUAN FELIPE BOTERO MUÑOZ
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